Sinfonía número 4. Tchaikovsky

Dedicada a su mecenas y platónica enamorada, Nadiezhda von Meck, mujer de la nobleza, viuda de gran fortuna y madre de doce hijos, a quien Tchaikovsky (1840-1893) jamás conoció y con quien solo mantuvo correspondencia epistolar, la Sinfonía número 4 en Fa Mayor, Op. 36, es una de las grandes obras maestras del gran compositor ruso. Una obra que contiene momentos de hondo lirismo y exaltación melancólica tal como fue el estilo genuino de Tchaikovsky, cuyo romanticismo y tristeza nos inflama el espíritu.

El primer movimiento es tan pasional como arrebatador. Sus primeros compases son presididos por la sección de metales que irrumpe con fuerza, impresionando por su rotundidad. Tras esos primeros compases, la sección de cuerda introduce el tema principal con gran lirismo, en fuerte contrapunto a la fortísima sonoridad de los metales.

De la mano de la Orquesta Sinfónica de Chicago, dirigida por Daniel Barenboim, nos acercamos a una obra magistral donde se funde la belleza de la melodía con una orquestación absolutamente conmovedora.

~ por Álvaro Ojeda en 13 febrero 2009.

2 respuestas to “Sinfonía número 4. Tchaikovsky”

  1. Nadie como Tchaikosky, desde luego, ha sabido tocar la fibra romántica tan emocionalmente como él: todos los grandes compositores me emocionan; pero Chaikovsky me arrastra a un mundo lejano de fantasía en donde sólo estoy yo.Nada me aburre de toda su composición por más que lo oigo.
    Me inspira cuando estoy escribiendo,llena mi alma cuando estoy sólo y hace renacer en mi ilusiones.Junta la historia de mis recuerdos con un futuro indefinido de esperanza…!Gracias!

  2. […] el último cuatro, el cuadrado como perfección de los cuatro movimientos de la Sinfonía nº 4 en fa menor, opus 36 (1877-1893) de Tchaikovski, para una orquesta en pleno, plena de buen gusto y sonido, ayudada por […]

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